Pensaba que publicaba religiosamente todas mis columnas aqui, pero nuevamente me encuentro con otra que nunca subi. Esta es mi columna “dos punto cero” que apareció publicada en La Nación el 23 de Agosto. Esta es la número 12:
Internet es una herramienta poderosamente democratizadora. Un niño de 9 años de Cañete puede acceder a un libro que ni siquiera se haya publicado en su país (y mucho menos llegado a su pueblo). Pero esto, obviamente, sólo puede suceder si tiene un computador con Internet. A esta diferencia entre pudientes y no pudientes la llamaron brecha digital.
En un lado de la brecha tenemos los pudientes, los que tienen acceso a un computador con Internet y lo aprovechan. A estos, los llamaremos online. Al otro lado, los no pudientes, no pueden tener acceso a un computador con Internet o quizás no les interesa y probablemente la mayoría ni conozca sus beneficios. A este segundo grupo, los llamaremos offline.
En un reciente viaje a México fui a bucear, y en la lancha de regreso le pregunté a Pedro, un niño español de 16 años que había buceado conmigo, cuál era su e-mail para enviarle las fotos submarinas en las que él aparecía. Cuando me respondió no tengo e-mail, pensé que era una broma. Si sé, es el 2005, pero es que vivo en el campo. No es que tuviera uno y no lo revisara. Jamás había tenido. El problema no era económico, era simple ignorancia. Cuando me preguntó ¿para qué me puede servir?, casi me caigo del bote. Me hizo darme cuenta que la brecha no era únicamente entre pudientes y no pudientes. Aquí tenía a un perfecto candidato pudiente, pero que sin embargo estaba offline ya que no conocía las ventajas de estar online.
Hace 2 meses me compré una lavadora. Cuando llegó Humberto, el gasfiter amigo que me ayudó a instalarla, me preguntó ¿cuánto te costó?, yo le respondí con cierta sospecha $ 130.000. Yo me compré la mismísima por Internet y me costó sólo $ 70.000. Me cagó: ambos habíamos comprado en el mismo lugar, yo offline, él online. Ahí estaba Humberto, de unos 60 años, con anteojos poto de botella, que nunca en mi vida sospeché que se acercaría a un computador, ganándome en mi propio juego. Ahí estaba alguien que caía perfectamente en la categoría no pudiente y sin embargo había descubierto los beneficios de Internet y se había preocupado de estar online.
Al parecer la brecha no es puramente económica, en gran parte es por no comprender lo que hay al otro lado.
Hay una petición llamada Mi Primer PC… ¡Pero de Verdad! que está reuniendo 25.000 firmas para lograr que el proyecto apoyado por el Gobierno de un PC barato para acortar la brecha digital, sea realmente barato y sin restricciones (tal como propuse en mi columna pasada). Esta petición sólo existe en Internet y únicamente participan en ella los online, quienes están haciendo esto para beneficio de los offline. Lo más gracioso, es que probablemente los offline ni sepan que existe esta iniciativa o ni les interese, por simple ignorancia.
Buenísima columna!!!!
He vuelto a casa de mis padres después de 10 años de estar estudiando y trabajando lejos de mi hogar, una vez en casa inmediatamente contrate un servicio de banda ancha por la necesidad de conectarme y trabajar desde mi casa. Mi padre, un hombre de 65 años que es un gran lector de la historia de nuestro país y que dicho sea de paso nunca a tocado un computador, se mostró muy sorprendido y atraído al corroborar que es cierta la posibilidad de generar negocios a través de Internet (cosa que alguna vez había escuchado) y también por las horas que yo me pasaba buscando información para mis trabajos. Días después conversa conmigo el interés de estudiar un diplomado y en ese momento me muestra una hoja impresa desde una página Web de una Universidad de la ciudad de Iquique (ciudad donde residimos), la posibilidad de acceder a un diplomado gratuito al cual se debía postular a través de Internet; sin vacilar entré al Sitio Web de la Universidad e inmediatamente llene las solicitudes a su nombre y las envié, al día siguiente me llego un e-mail con la aceptación de esta y una confirmación de que el diplomado comenzaba a dictarse en 4 días más. El muy sorprendido y feliz comenzó a darse cuenta que este aparato conectado a un nuevo servicio (nuevo para el) es una herramienta poderosa, ante lo cual me dijo: yo quiero aprender a utilizar tu computador y me tienes que enseñar a buscar información relacionada con la historia de nuestro país, como buen hijo accedí gustoso. Ya han pasado casi 2 meses desde que esto sucedió y mi padre cada día se pasa al menos 2 horas diarias navegando y aprovechando esta herramienta en sus intereses. En conclusión he podido experimentar que la brecha también tiene una variable que es inherente al hombre y su naturaleza, esta es la MOTIVACION, la cual si existiese en cada uno de nosotros podría aportar significativamente a su disminución.
El otro día tuve el honor de salir al lado de tu columna en La Nación 🙂
Qué wena, ¿no?
¡Saludines!