Inteligencia Colectiva

Por qué es imposible competir con la colaboración.

Inteligencia Colectiva
Photo by Alina Grubnyak

Durante los últimos 30 a 40 años el mundo ha llegado al acuerdo implícito que la competencia, más o menos libre, es lo que trae progreso para la sociedad.

Que la competencia promovería la innovación, el crecimiento económico y, quizás más importante que todo lo anterior, beneficiaría al ciudadano fomentando productos y servicios cada vez mejores y más accesibles.

Sin embargo hoy se ha hecho evidente que la respuesta no estaba en promover la competencia, si no en su antónimo directo: La colaboración.

Mucho se ha escrito acerca de la economía colaborativa, sobre empresas como Uber, Airbnb, Twitter o Alibaba. Ellos no son dueños de ningún auto, alojamiento, contenido o producto que ofrecen. Sólo existen como servicios para conectar personas o empresas en base a sus necesidades. Cualquiera puede tener el rol de proveedor o consumidor en esas plataformas y ellas se benefician facilitando la colaboración.

Revisa el video de mi charla en TEDx Santiago sobre la Inteligencia Colectiva: Por qué debes compartir tu idea con todo el mundo.

Pero aunque esto pareciera ser algo relativamente reciente, otro fenómeno colaborativo ha estado beneficiando nuestras vidas durante décadas sin mucho protagonismo, pero con mayor impacto que cualquiera de las empresas antes mencionadas. Algunos lo describimos como la inteligencia colectiva.

Un ejemplo fácil de esto es Wikipedia. La enciclopedia que hoy ha reemplazado todas las otras enciclopedias, donde más de 65 millones de personas han colaborado en la creación de 40 millones de artículos en casi 300 idiomas. Cualquiera puede participar y todos nos beneficiamos.

Pero mientras la Wikipedia es un caso de inteligencia colectiva sin fines de lucro, hay otros ejemplos tremendamente lucrativos.

Uno de ellos es Android de Google, hoy el sistema operativo más popular del planeta disponible en más de 1.500 millones de dispositivos móviles. Android está basado en Linux, la misma tecnología que hace funcionar prácticamente toda la internet. Linux también es fruto de la inteligencia colectiva, donde cientos de miles de colaboradores han aportado millones de líneas de código, liberado para el beneficio colectivo.

Tanto Wikipedia como Linux fueron ridiculizados durante décadas porque parecía imposible que proyectos libres o abiertos pudieran dar mejores resultados contra los presupuestos y profesionales trabajando para grandes corporaciones.

En 2001 Microsoft advertía que “Linux es un cáncer”, compitiendo a muerte contra ese sistema operativo.

Sin embargo 15 años después sus empleados están aportando activamente al desarrollo de esta tecnología, entregando su inteligencia para el beneficio colectivo.

Lo fascinante es que al hacer esto, cada esfuerzo de un empleado de Microsoft también beneficia a su principal competidor, Google — algo que va en contra de todo lo que han enseñado las escuelas de negocios durante siglos.

Pero es sólo al adoptar modelos de colaboración abierta que también Microsoft se puede beneficiar de los avances que logran los empleados de Google.

Es importante que la colaboración siempre sea abierta, porque de lo contrario la “colaboración cerrada” es colusión, lo que es destructivo para la comunidad.

Aunque estos fenómenos de colaboración masiva y abierta nacen durante los años 80 gracias a la tecnología y en específico a internet, no están limitados exclusivamente a esta industria.

Hoy ya estamos viendo su influencia en la economía, política, salud, educación y más disciplinas, pero es prioritario fomentar aún más este nuevo camino de desarrollo, porque es imposible competir con la colaboración.