Leonardo Prieto Vial (1936-2003)

Esto fue lo que escribí hace un año arriba de un avión volando desde Nueva York hacia el funeral de mi padre en Pirque, el lugar donde ambos nacimos.

Leonardo Prieto Vial (1936-2003)

Es impresionante que el 11 de Septiembre sea un día especial para mucha gente. Para mi familia lo es por una razón personal.

Hoy se cumple un año sin Don Leonardo.

Es un día nervioso.

Esto fue lo que escribí hace un año arriba de un avión volando desde Nueva York (ciudad donde yo vivía), y leído en su funeral en Pirque (el pueblo donde ambos nacimos).


Me dieron ganas de escribir una carta. De escribir algo que les quiero leer a todos. Hay cosas que uno siente que son necesarias de compartir, y generalmente uno tiene un destinatario a quien le dirige los pensamientos. No se a quién escribirla así que me la voy a dirigir a mi mismo.

Hola Leo. Tu papá murió. Don Leonardo Prieto Vial ya no esta materialmente presente. Pero no te preocupes que todo está bien, él aun está con nosotros. Él no está llorando ahora así que tu tampoco deberías llorar.

(Aunque descubrí que uno entiende eso y el cuerpo igual entra en una catarsis de liberar un sentimiento difícil de explicar, y pucha que es rico llorar.)

La persona que te dio vida, que te enseño a sacarte los mocos y andar a caballo, a navegar y hablar idiomas, tu mejor amigo desde tus primeros días, la persona a la que le hacías las preguntas más descabelladas y que siempre te respondía ansioso de que aprendieras. Algunas veces quizás inventaba si no sabía la respuesta, pero siempre te dejaba satisfecho.

Ese humano al que empezaron llamando Don Leo y terminaron llamando Don Leonardo. Ese caballero que tenía un encanto y carisma difícil de evadir. Ese amigo de monarcas y camaradas, que para mi siempre será el Rey de la Araucanía. Ese padre que te leia el diario antes de que tu supieras leer, siempre poniéndote en los titulares. Ese marido que hacia sonreír a tu madre. Ese comediante que no podía aguantar reírse mientras contaba el chiste. Ese marino honorable que siempre amó a su patria y su mar. Ese diplomático distinguido que destacó el nombre de Chile en donde él pisara. Ese centauro que amaba la belleza de criar, cabalgar y vivir con los caballos, tan hijos suyos como lo eras tu. Ese chofer que te condujo por el mundo, aguantando las mil y una veces que preguntaras cuanto faltaba, y él te respondía pasándote un mapa y nombrándote su navegante. Ese señor que nunca se cansó de enseñarte los modales siempre apoyado por tu maravillosa madre. Ese fluido poliglota que disfrutaba mezclando idiomas e inventando nuevos. Ese trotamundos desde joven que era capaz de imitar a alguien de cualquier nacionalidad. Ese padre que fue capaz de generar semejantes maravillas como tus hermanas (obviamente con la ayuda de la mamá).

Tuviste la suerte de ser pasajero mientras el piloteaba un avión por el Amazonas. Tuviste la suerte de ser su tripulante mientras el capitaneaba un yate en el Canal de la Mancha. Tuviste la suerte de manejar un auto a través de Tasmania cuando la ley aun no te lo permitía, pero él si. Tuviste la suerte de ser aprendiz del maestro con más aventuras y experiencias. Tuviste la suerte de ser hijo mientras te incluía en sus destinos por 4 continentes. Tuviste la suerte de ser su amigo cuando el tenía 67 años y tu 23. Tuviste la suerte de poder contarle todo lo que quisieras y siempre oir su opinión honesta y sin juicios, dándote la libertad a ti de decidir. Aunque nunca fue capaz de poner un video solo y nunca comprendió lo que tu haces con los computadores, hizo el intento fallido de entenderlos siempre diciéndote lo orgulloso que estaba.

El ya no estará aquí en forma material. Pero eso no importa. Pensar todo lo que no va a suceder en el futuro es inútil, recordar todo lo que sucedió en el pasado es más que suficiente para dejar a varios biografistas satisfechos. Así que tranquilizate, mira a tu alrededor, mira toda la gente que te rodea, todos vinieron a mostrar su apoyo y amor. Como no vas a estar feliz, con todo el amor que hay aquí dentro.

Viejo mi querido viejo. A ti Papá solo tengo una cosa que decirte: Ojalá tengas razón y el cielo sea de helado de vainilla.

— 11 de Septiembre de 2003