¡Leonardo Prieto Vial cumple 70 años!

Hoy es el cumpleaños de mi papá.

Hoy es el cumpleaños de mi papá, Leonardo Prieto Vial, quien murió hace 2 años. Hoy hubiese sido su cumpleaños número 70.

Para celebrarlo, les dejo otro pedazo de mi padre. Este lo encontré enterrado en los archivos del diario El Mercurio. Una Carta al Director que envió hace casi 10 años, el 1 de Octubre de 1996.


Aventura de verdad

por Leonardo Prieto Vial
El Mercurio – Martes, 1 de Octubre 1996

He disfrutado plenamente de los más variados y apasionantes medios de transporte y locomoción en los seis continentes. Desde un “samló” en Bangkok a un camello en Tánger. Pasando por la suerte de enganchar una pareja de caballos andaluces, a mi propio coche y ganar el trofeo en Jerez de la Frontera. He dirigido a viva voz un trineo con ocho perros esquimales en la Antártida, habiendo pilotado un avión durante años, a lo largo de nuestra “loca geografía”.

Soy “Cap Hornier”, perteneciendo a la muy exclusiva “Cofradía de los Capitanes del Cabo de Hornos”, con sede en el legendario puerto de St. Maló. Por haber navegado muchas veces esos mares procelosos al mando de mi propio buque, con vientos huracanados, temporales fuerza 8 y oscuridad absoluta.

Sin embargo, debo reconocer hidalgamente que no he vivido jamás aventura más osada, arriesgada y auténticamente peligrosa, pese a las referidas experiencias, que manejar un automóvil por el centro de Santiago o sus alrededores. Por no mencionar el regreso a la capital, luego de algunos días festivos, como los recientes. Se requiere coraje, realmente.

Bocinazos por nada, cruces por babor y estribor, a cualquier velocidad, frenadas imprevistas. Nadie cede el paso ni maneja por la derecha, obviamente. Congestión vehicular que sólo podría resolverse por decreto “empobreciendo a la nación”, según un destacado urbanista internacional. No lo creo. Es cuestión de educación simplemente. “Driving manners”, según los ingleses. Un simple “geitinho” como en Brasil, donde basta indicar con el dedo pulgar, sólo el pulgar, al auto vecino, para que lo deje pasar, estacionarse o lo que precisaren las circunstancias del tránsito.

En la mar se respeta en forma sagrada y universal el “Reglamento de Choques y Abordajes” o “Rules of the Road at Sea”, como se conoce en el mundo entero. De lo contrario nos habríamos encontrado hace rato muchos navegantes, en el fondo del océano. Aquí es más fácil. Un choque, carabineros, ambulancia, y a contar las víctimas, cada vez menos, felizmente, según las estadísticas.

Ruego a los futuros alcaldes, concejales y otras autoridades involucradas, considerar prioritariamente dentro de sus programas el más absoluto apego y cumplimiento irrestricto de las reglas del tránsito. Sin discriminación alguna de fueros o amenazas. Requiriendo y exigiendo conocimientos, respeto y observancia de la ley. Nadie tiene privilegios ante la vida de los demás! Con algo de cortesía, por supuesto, para hacer más grata la vida. En bien de nuestros hijos y de las generaciones futuras, como correspondería a un país en desarrollo, en el más estricto sentido de la palabra.


¡Felices 70 años papá!