¿Quién se hace cargo de la tecnología en Chile?
Después de mucho tiempo publicando casi exclusivamente cosas personales en este blog, finalmente tengo un poco de tiempo para retomar conversaciones pendientes. Como ésta. Es larga e intensa, y críticamente seria.
No es sorpresa para nadie, que, como a muchos otros, me desvela el estado de ciertos temas tecnológicos en Chile. Leo, oigo, y veo como Chile tiene fama de ser el líder tecnológico de "la región". Un estandarte que el Gobierno y las grandes compañías aman portar.
Durante mucho tiempo eso me llenaba de orgullo. Que mi obsesión, se haya convertido justamente en la fortaleza de mi país. Que de una vez por todas el cobre, el vino, y el salmón le dieran cabida a otra fama nacional (y que no es recurso natural): La tecnología.
Conectividad y Computadores
Pero es una ilusión. Es cierto que históricamente hemos llevado la delantera en varios temas, que lideramos muchos rankings, y que no todo lo hemos hecho mal. Pero estos últimos años al seguir de cerca varios temas, me doy cuenta que estamos haciendo poco y nada por merecer esta fama. Lo que es peor, en varios de esos rankings vamos cayendo rápidamente, y cuando miramos más allá de "la región" y nos comparamos con los líderes mundiales, nos damos cuenta lo lejos que estamos.
Tampoco es sorpresa para nadie, lo seriamente que me tomo el problema de la banda ancha. Hace poco nos juntamos a comer con Wenceslao Casares, y el me corrigió, diciendo que el problema era la "conectividad". Tiene razón, el problema efectivamente es la conectividad. Conectividad, hoy, significa banda ancha. Una banda ancha que abre puertas y ventanas para que especialmente las zonas rurales estén más cerca del resto del mundo. De los trabajos, de la cultura, de la salud, de la educación; más comunicados y más informados.
No voy a profundizar una vez más sobre el problema de la banda ancha en Chile, sobre eso ya he escrito bastante. Esta vez quiero llegar un poco más lejos.
La educación está en problemas. Problemas tan grandes, que ni siquiera soy capaz de comenzar a comprender la mayoría de ellos. Pero si comprendo una cosa (que obviamente no es la solución a los demás problemas): Faltan más computadores. Un computador por niño es el sueño. Niños que el 2030 van a estar manejando este país. Sus instituciones públicas y privadas.
Chile, como varios países de Latinoamérica, tiene una gran brecha socioeconómica. Jóvenes criados con recursos económicos que les permiten tener un computador en casa conectado a internet, y así acceder a información y estar comunicados con el mundo entero. Mientras todavía existen niños que viven en pueblos donde ni siquiera llega el teléfono, sin contar los que viven en centro urbanos cerca de todo, pero que no cuentan con los recursos para acceder a ellos. Esos niños van a terminar siendo espectadores del nuevo mundo, y la brecha va a ser cada vez más grande.
Si no ayudamos a todos los niños a acercarse a la sociedad de la información, en el futuro todo Chile va a terminar siendo un espectador.
Nicholas Negroponte, el pionero de la iniciativa para poner un computador en las manos de cada colegial de países en vías de desarrollo, viene a ofrecer esta oportunidad al entonces Ministro de Educación, Sergio Bitar. Este señor, sabiendo nada de tecnología, y teniendo malos asesores, decide no aceptar la oferta, aplazar la decisión y considerar alternativas (en el momento no existían, y recién están apareciendo las primeras -- todas inferiores). Mientras Brasil, Uruguay y Argentina ya tienen proyectos pilotos en funcionamiento con las máquinas de Negroponte en manos de los escolares, Bitar decidió no decidir. Esa indecisión nos va a costar muy, muy caro.
Neutralidad Tecnológica
Cuando llegué a Chile a vivir por primera vez, en 1992, me acuerdo que los celulares ya existían en este país hace un par de años, mientras que en Brasil estaban recién apareciendo. Al año siguiente me conecté a internet por primera vez, gracias a los servidores de la Universidad de Chile. Tiempo después descubrí que ese servidor, se había convertido en 1989 en el primer servidor conectado a internet en todo América del Sur.
Nuestro Servicio de Impuestos Internos (SII), ha servido de ejemplo y ha sido un caso de estudio internacional por ser uno de los primeros en dar el salto completo a internet, desarrollando productos como Boletas y Facturas Electrónicas, y fomentando realizar las Declaraciones de Renta por su página web. O el portal ChileCompra, para hacer más transparentes los procesos de licitación y compra por parte de organismos del estado, otro ejemplo de un paso bien dado hacia un "gobierno electrónico".
Pero estos dos servicios exigen el uso del navegador Internet Explorer. Para tener Internet Explorer, debes tener Microsoft Windows, un sistema operativo que cuesta entre US$100 y US$500, dependiendo de la versión. Un precio que debes pagar cada 3 o 4 años, para poder aprovechar la versión más reciente, estable y segura. No hay alternativa, no dan la posibilidad de usar Firefox si no tienes Explorer. No señor, Explorer o Explorer. Microsoft o Microsoft.
En una reciente intervención del Senador Navarro ante el Congreso, aprendí que la propia Subsecretaría de Telecomunicaciones, en una de sus licitaciones, requería que los informes "deberán entregarse en formato Word 97, a los que podrán agregarse cuadros y tablas, pero que deben ser realizadas con productos Microsoft". Aparte de pagar la licencia de Windows, ahora necesitas pagar la licencia de Word.
El estado te exige comprar productos Microsoft.
¿Soy el único que le parece que esta es una de las mayores barbaridades que han leído? Es como si el gobierno exigiera que usaras únicamente medicamentos Pfizer, o que las autopistas únicamente pudieran ser utilizadas por autos Ford.
¿Qué pasa con la neutralidad tecnológica? Existen alternativas de software libre, que son compatibles, se basan en estándares de la industria, que permiten realizar las mismas funciones que los productos de Microsoft. Lo mejor de todo es que no requieren el pago de licencias, por lo que cualquier persona puede acceder a la última versión de estos programas. Al ser más encima de código abierto, muchos de ellos se desarrollan dentro del país, en vez de continuar regalando carretillas de dinero a Microsoft en los Estados Unidos.
Lo que más me da rabia es que el Gobierno esta prácticamente exigiendo que le regalemos esas carretillas de dinero a Microsoft. El propio Gobierno, exigiendo que ese dinero se vaya a las arcas de una compañía en Estados Unidos, en vez de quedarse en territorio nacional, desarrollando la industria local.
Esto deja en evidencia que el Estado de Chile no sabe nada de tecnología. Lo que es peor, no tiene a nadie que se haga cargo de todos estos temas. La gente que si sabe, no tiene el poder de hacer nada.
Ministerio de Tecnología
Tenemos un Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones. Telecomunicaciones; eso suena al siglo pasado. Más encima un Ministerio que con uno de esos temas ya tiene las manos llenas. Con Transantiago, la gigantesca aventura que es reconstruir el sistema de transporte público en una ciudad tan grande y compleja como es Santiago, se quedan sin tiempo para encargarse del resto de los problemas que les competen.
La definición de una norma de televisión digital terrestre no es tan importante como la conectividad para todos, o un computador por niño, o la neutralidad tecnológica. Pero se han demorado 7 años en tomar una decisión, y cuando finalmente estaban en el último trecho de un largo y tortuoso camino, deciden aplazar la decisión indefinidamente ya que están concentrados en el problema del Transantiago. Un problema que no le interesa al 60% del país.
Necesitamos alguien en el Gobierno que se haga cargo de estos problemas. Problemas que afectan al 100% de la población. Necesitamos un Ministerio de Tecnología. Tecnología y Telecomunicaciones, si es necesario.
No nos sirve una subsecretaría al alero de un Ministerio que no se puede concentrar seriamente en estas conversaciones. Necesitamos dedicación total y absoluta.
Así como el calentamiento global, esto es una verdad incómoda. Todavía podemos hacer algo para revertirlo, pero si no lo hacemos luego, Chile no sólo dejará de ser el líder tecnológico de "la región" (¿que cresta significa eso?), si no que perderá más encima la posibilidad de ser uno de los líderes tecnológicos del mundo globalizado. Como dije en otro artículo, terminaremos siendo una provincia de los países desarrollados.
Cuando llegué a Chile, hubo otra cosa que me llamó la atención. Un complejo de inferioridad generalizado. Santiago parecía del primer mundo comparado con São Paulo, pero todos aquí miraban con envidia la ciudad paulista y se referían a esta larga y angosta faja de tierra como "el culo de mundo".
¿Culo del mundo? Díganle eso a Singapur (¿lo han visto en un mapa?). Hace 50 años era una isla de pescadores y campesinos. Hoy es una de las capitales tecnológicas y financieras del mundo. En una isla de 700 Km2 y menos de 4 millones y medio de habitantes (del mismo tamaño que Santiago, y con menos humanos).
Necesitamos un gobierno con visión tecnológica. Necesitamos un gobierno que se haga cargo y tenga un plan. Lo peor de todo, es que no podemos esperar. Este gobierno tiene que hacerse cargo ahora, muy pronto será demasiado tarde. Presidenta, senadores, diputados, ministros y subsecretarios: Por favor.