Nadie logra nada solo
Todos nos necesitamos unos a otros, porque nadie nunca logra nada solo.
Cuando entramos en un bosque, hay ciertos individuos de ese bosque que son mucho más llamativos, mucho más visibles, como un gran alerce o alerce patagónico. Este es el ser vivo más longevo de todo el planeta y vive muy cerca de donde estamos, en el sur de Chile.
Hay otros individuos que también son llamativos, aunque mucho más pequeños, como el pudú, el ciervo más pequeño del mundo, que también es nativo y endémico de este rincón del planeta. Pero a pesar de que algunos son muy visibles, como ese alerce o ese pudú, para que ellos existan hay millones de otros organismos con los cuales están trabajando, colaborando juntos para el beneficio de todos. No podría existir ese alerce, no podría existir ese pudú sin todos esos otros organismos que quizás no son tan visibles.
Porque nadie nunca logra nada solo. Como decía Camilo, mi nombre es Leo. Yo soy de acá, de Frutillar. Llevo 25 años emprendiendo en tecnología con distintas empresas, principalmente trabajando con internet. Yo partí a los 15 años cuando la internet estaba recién comenzando en Chile. Tuve la suerte de estar en el primer país de toda Latinoamérica en tener acceso a este nuevo invento, y rápidamente me capturó, me enamoró, y pasé todo el día viendo qué podía inventar con la internet. Empecé a trabajar desde los 15 años y nunca paré. Me terminé saltando la universidad y todo lo que he aprendido lo he aprendido haciendo, lo he aprendido trabajando.
De vez en cuando, gente muy amablemente me dice: "Oye, qué increíble todo lo que has aprendido solo", a lo cual yo les respondo muy amablemente a esa misma gente: "Yo no he aprendido nada solo", porque nadie nunca logra nada solo.
Hoy yo estoy dedicado a Lemu. Lemu es un emprendimiento donde estamos usando la tecnología para ayudar a proteger nuestra naturaleza, según yo, lo más valioso que tenemos en nuestro planeta. Tecnología para ayudar a potenciar la conservación y restauración de nuestros ecosistemas. Ya estamos trabajando con más de 100 proyectos de conservación en 37 países distintos en los cinco continentes, desde acá de Frutillar.
Hace dos años anunciamos que estamos fabricando y estamos prontos a lanzar nuestro propio satélite, un satélite con un instrumento muy específico dedicado a la observación de la biodiversidad de nuestro planeta. Lo increíble es que, cuando esté en órbita a principios del próximo año, una empresa de Frutillar va a ser la primera empresa de Chile en lanzar un satélite al espacio. ¡Porque sí! [Aplausos]
Porque efectivamente, una empresa de Frutillar puede hacer lo que ninguna empresa de Chile ha hecho nunca. Y no solo eso, a pesar de que hay 6.000 satélites en órbita, la mayoría de ellos están dedicados a las telecomunicaciones. Hay muy pocos satélites con el tipo de instrumentación que nos permite observar biodiversidad, y nuestro satélite tiene unos instrumentos muy específicos que harán que, cuando estemos en órbita, seremos el único satélite de nuestra categoría en el espacio. Porque, nuevamente, si una empresa de Frutillar puede hacer lo que ninguna empresa en el mundo está haciendo...
¿Y cómo una empresa de Frutillar puede estar trabajando en tratar de resolver algunos de los problemas más complejos de nuestro planeta? Bueno, claramente, porque no lo hacemos solos. Colaboramos con distintas organizaciones, con distintas instituciones, con universidades. Pero obviamente, también, dentro de Lemu hay un tremendo equipo. Somos 55 personas de 15 nacionalidades distintas, repartidas en 10 países diferentes. Un equipo tremendamente diverso, claramente diverso en nacionalidades, obviamente diversos en idiomas también, pero diverso en edades, desde los 22 años hasta los 62 años. Diversos en historias de vida, diversos en profesiones, diversos niveles de estudios, con personas con doctorados y múltiples pos títulos universitarios, y gente como yo que no tiene título universitario.
La razón por la cual les cuento esto no es porque sea genial tener un equipo diverso, no porque sea bien visto tener un equipo diverso, no porque haya que celebrar la diversidad porque la diversidad es positiva. Se los digo porque, en mis 25 años de emprendimientos, tengo una fuerte convicción, he ido aprendiendo que las mejores ideas, las mejores soluciones a los problemas más complejos justamente vienen de los grupos más diversos en dimensiones humanas. Esos equipos de gente muy distinta justamente pueden empezar a mirar el problema desde una vereda diferente, desde un punto de vista diferente, y proponer quizás una solución que a nadie se le había ocurrido.
A nosotros nos gusta resumir eso como inteligencia colectiva. Curiosamente, cuando uno junta gente muy parecida, gente donde todos tienen 20 años de experiencia en el rubro, y probablemente todos tienen los mismos estudios universitarios, probablemente de la misma universidad, y ya que tienen que tener 20 años de estudios, probablemente tienen la misma edad, cuando todos son demasiado parecidos, por mucho que sean tremendos expertos en su ámbito, curiosamente, de ese grupo sale estupidez colectiva. No estoy diciendo que sean estúpidos, puede que individualmente sean increíblemente inteligentes cada uno, pero la probabilidad de que de ese grupo pueda salir una idea nueva, una idea distinta para un problema al cual aún no le hemos encontrado solución, es mucho más baja. Necesitamos estos equipos diversos para poder lograr nuestros objetivos.
Y por eso yo les quiero pedir que aprovechemos el 3xi, porque justamente eso es lo que hace 3xi. Ya lo hemos vivido toda esta mañana, donde nos juntan con personas con las que quizás no hubiésemos tenido la oportunidad de conocernos, donde nos permiten conocer a gente diferente que venga de estas veredas distintas, desde las cuales podemos quizás pensar en estas soluciones diferentes.
Porque no importa cuántos estudios tengas, no importa cuánto poder tengas, no importa cuánta influencia tengas, no importa cuánta sabiduría tengas, no importa cuánto dinero tengas, no importa cuántos talentos tengas, siempre te va a faltar algo. Y para que suceda esta colaboración, para que efectivamente estas ideas que vienen de este grupo diverso se conviertan en soluciones reales que puedan ser implementadas, tienes que tener la mayor diversidad en dimensiones humanas, pero la mayor coherencia en valores. Diversidad en dimensiones humanas, coherencia en valores.
En nuestro caso, en Lemu, los valores que nosotros hemos descubierto que son claves son la amabilidad y la empatía. Sé que voy a sonar como un hippie, pero es ridículo decir que lo que nos falta en realidad es amabilidad. Sí, porque la amabilidad te invita a acercarte al otro de una forma amistosa. No digo que vayan a ser amigos, pero con una disposición amistosa. Y esa disposición amistosa te invita a dejar los prejuicios, esos prejuicios que todos tenemos. Todos tenemos sesgos al ver al otro, ¿cierto? Su color de pelo, su género, cómo está vestido, el acento, su nacionalidad. Empezamos a asumir cómo piensa, cómo va a actuar, qué va a hacer. Pero la amabilidad nos obliga conscientemente a dejar esos prejuicios que todos tenemos y, con una sonrisa, acercarnos al otro.
Pero la amabilidad no es suficiente. Es el primer paso para empezar a escucharnos. Luego, necesitamos la empatía. No solo escuchar al otro, sino ponernos en los zapatos del otro, entender lo que me está diciendo desde su vereda, desde su perspectiva, desde su punto de vista. Y recién con amabilidad y empatía podemos empezar a colaborar. Porque no podemos colaborar si no hay confianza, y la confianza solo sucede cuando nos conocemos. Y no nos podemos conocer si no nos comunicamos. Comunicarnos nos lleva a conocernos, conocernos a confiar, y la confianza gatilla la colaboración.
Así que solo quiero cerrar pidiéndoles que nos acordemos que nos necesitamos unos a otros para poder lograr nuestros objetivos. Porque, al igual que ese gran alerce, para vivir esos cinco mil años y ser el ser vivo más longevo del planeta, necesita todos esos otros organismos que quizás no son tan visibles.
Todos nos necesitamos unos a otros porque nadie nunca logra nada solo.
Muchas gracias.